Lengua en escena,
mordisco sobre mordaza,
atisbos de escalofríos,
riada sobre rocío.
Asciende el rubor melancólico.
Se alborotan las feromonas.
Se clava el asta en el bulbo.
Germina una herida dormida.
Simbiosis fecunda de labios
en bálsamo de sangre florida.
El día iza
su amalgama
precoz
sobre estampidas
híbridas
y tumultos
torrenciales.
Mas el silencio
subyace inmutable
con la pulcritud
exacta
de su acústica
primaria.
Levitaré
sobre sus ondas
vacuas
antes de hundirme
en la cacofonía
errante
de la prisa.
Brocal de labios
abismo liquen lengua
hondo relente.
Que más da
si mi nostalgia iconoclasta
profana la santidad
de tus lloviznas
de hologramas y mutismos.
Que importa si mis versos
derraman su jaspear errático
por entre las rendijas
de algún quejido en blanco.
Da igual si mi piel
exuda tempestades
que no mojan tus orillas
o si anida su indolencia
en recintos innombrables.
El orden de los recuerdos
no altera el olvido.
Perseidas de pasión
humedecen
las sinuosas veredas
por las que te pasea
mi memoria trasnochada
hasta perderse
en la albura vacua
de mi amanecer
anacoreta.
Posa sobre mí tu cobertor sombrío. Hazme noche de tu luna. No sabes cuánta sed de ti he derramado a lo largo de mis insomnios. Te tengo la ensoñación entreabierta, el torso tensado, el pecho dispuesto, la yugular henchida de sangre candente y los labios resecos apeteciendo tu beso somnífero. Soy estuario predestinado para el letargo de tu causal saciado.
Por eso y más, te espero.
Corriente abajo voy
tras de tu luna desarropada.
Ábreme el cortinaje azabache
de tu oscuridad vedada.
Y alberga mi desnudez nómada
entre las fronteras ilícitas
de tus labios clandestinos.
Mi añoranza ávida
beberá
del mirage líquido
de tu aurora
derramada
sobre la desolación
de mis desiertos.
El sopor fértil
de tu seno volcará
su brebaje
emulsionado
sobre la trémula
erosión
de mis palabras.
Y haré eclosión
en ti, musa soñada.
La lejanía devora
el tren
de tu recuerdo
y el tiempo
se ha varado
entre andenes
superpuestos.
Voy inventándote
en los resquicios
de estos versos
y bebiendo
a sorbos del elixir
de tu verbo
que va impregnando
mis silencios
con el eco
de tu piel.
Alberca dócil
de mi lengua bañista.
Boca de espuma.
