
Que más da
si mi nostalgia iconoclasta
profana la santidad
de tus lloviznas
de hologramas y mutismos.
Que importa si mis versos
derraman su jaspear errático
por entre las rendijas
de algún quejido en blanco.
Da igual si mi piel
exuda tempestades
que no mojan tus orillas
o si anida su indolencia
en recintos innombrables.
El orden de los recuerdos
no altera el olvido.